Y estábamos allí, sentados uno al lado del otro… Mirando al cielo, como dos niños buscando formas entre las constelaciones o una estrella fugaz en medio de la noche, cuando el resto del mundo estaba en silencio, pero nosotros estábamos bosquejando nuestro mundo… Éramos como niños, emocionándonos y sumergiéndonos en alegría a cada paso, a cada nuevo día que dibujamos, a cada cielo que regalábamos vida y felicidad… A cada descubrimiento que encontrábamos… Fuimos los escritores de nuestro libro, de la novela que juntos estabamos inventando con cada día que pasaba, con cada momento que compartimos, con cada risa que dibujamos en nuestras caras, con cada sonrisa que pintamos no sólo en nuestras caras sino también en lo más profundo de nuestros corazones…
Fuimos los dramaturgos y pintores que le dimos alegría, vida y felicidad a la historia que estábamos construyendo… A la misma historia que observo que se desvanece en la distancia del tiempo y del espacio… Y ahora mi mano intenta con todas sus fuerzas agárralo, aunque ni siquiera soy capaz de distinguir adónde ha ido a parar nuestra unión…
Fuimos como dos estrellas fugaces que se encuentran en los lugares más recónditos del firmamento… Nos conocimos, recorrimos juntos mundos y estrellas, escribimos una historia, nos dimos luz en momentos de oscuridad, nos regalamos calor en las noches frías, nos dimos consuelo en las noches tristes, nos abrazamos cuando nuestros corazones estaban al borde del colapso… Pero así, nos fuimos… nos perdimos, como estrellas fugaces, que en un abrir y cerrar de ojos, se pierden en la lejanía del cosmos dejando solo un rastro de luz a su paso, y cuando llega el momento preciso, solo hay un destello de luz avisando que todo ha terminado, que el capítulo ha terminado, haciéndonos saber que, es hora de aceptar que esos hermosos momentos ahora son parte de lo que llamamos “Pasado”…
Y si algún día nos volvemos a encontrar, seré la persona más feliz…
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