El Viaje… Una Mirada a Través de Mi Alma…

Ahí estaba yo, platicando con una magnífica persona, con una persona que, sin duda alguna, tiene un lugar especial y único en mi corazón, pues ella bien sabe que ella es mi artista favorita y yo su fan número uno… Dentro de aquella bella inmersión de la conversación que tomó lugar en aquel preciso momento, ella con una sonrisa y brillo en los ojos, me pidió que no olvidara lo que sentí en aquel viaje, pues ella quería escuchar los detalles… Así es como nace este pequeño escrito… Gracias a ella…

Me encontraba viajando, me encontraba en un lugar desconocido, lejos de casa, lejos de aquellos que son mi familia… Yo nunca he sido muy social, o mejor dicho, me cuesta trabajo platicar con las personas, soy muy reservado, hasta incluso puedo ser algo tímido… Cientos de kilómetros me separaban de aquel bonito lugar al cuál con mucho amor y orgullo le digo “Mi hogar”… Aprendí muchas cosas en esta travesía, en mi primer viaje “solo”, y hago especial énfasis en las comillas, pues más adelante explicaré el porqué de ellas…

Recibí la notificación que tenía que ir a Guadalajara, que iba a estar allá casi una semana. Muchas dudas surgieron, tal vez hubo también un poco de miedo y de incertidumbre… Pero emoción circulaba dentro de mi… Conocería un nuevo lugar, nuevas experiencias tomarían lugar, una nueva aventura se escribiría en el libro de mí vida… Por otra parte; también había un dejo de nostalgia, estar fuera de mi hogar por varios días era algo que nunca había experimentado… Tenía miedo de que algo malo sucediera mientras me encontraba fuera o lejos de casa…

Estar “solo” o “por mi cuenta”, sin duda alguna fue una experiencia muy enriquecedora, pues tuve la posibilidad de explorar nuevas facetas de mí, tuve la oportunidad de conocer un poco más de mí con cada paso que daba en aquello que me resultaba desconocido…

Ahí estaba yo, en el autobús, viendo como kilometro a kilometro me alejaba de casa, pero que me acercaba a lo desconocido, con cada metro que el autobús avanzaba, se iba pintando una nueva letra en aquel capitulo… Estaba escuchando música, música romántica… Pero no canciones románticas que sólo versan en lo estético y en lo contingente, sino, canciones que van más allá de la superficialidad, canciones que no se le dedican a cualquier persona, sólo a aquella persona que se ha decidido tener como compañera de vida… De esa música que hace un eco en el corazón tan profundo, que después de ser escuchada, uno ya no ve al amor cómo una demostración simple de caricias o besos, donde el “te amo”, ahora se manifiesta de manera más delicadas y sublimes…Apoyado a la ventana, al compás de la música, desfilaban por mi mente momentos que, de alguna manera u otra, me han ayudado a construir los valores e ideales con los que hoy camino…  

Pensaba en las nuevas aventuras que la vida me tenía preparadas, pensaba en cada nuevo renglón que estaba por ser escrito… Me sentía participe de las letras que le daban vida a la música que escuchaba… Todo era especial, sabía que todo estaría bien… No había espacio para miedos, sólo había emoción y alegría en mi corazón… No lo creía, un año que no había empezado de la manera más amena, ahora me estaba dando la oportunidad de volver a sonreír, de volver a brillar… Aquella tormenta inaugural donde mi mundo se volvió un caos estaba llegando a su fin… Un nuevo amanecer se estaba asomando, y con ello, un sinfín de lecciones por aprender, de aventuras por vivir, ideas esperando a conocer el mundo material… Bien dice la canción, nada era normal, pero todo era real… Y dentro de esa rareza que envolvía aquel momento, yacía la realidad absoluta de que volvería a sonreír… Pues me había perdido, pero ahora ese camino me llevaba a una reconciliación conmigo mismo, a encontrarme una vez más… Pero no estaba solo, me encontraba acompañado de personas que hoy ostentan un lugar especial en mi corazón… Familia… Y una amiga que en la distancia me ha enseñado tantas cosas… Y una de ellas, fue que se puede volver a sonreír después de un diluvio… Me mostró lo mágico y bello que es apreciar a alguien y lo hermoso que es sentirse apreciado con las muestras más sublimes que pueden existir…

Ya lo desconocido no me atemorizaba, ahora me impulsaba a ir más allá, a seguir mi corazón, a tratar de dar más de mí… A amar mejor a las personas que aprecio, a seguir escribiendo, a seguir explorando mis sentimientos y emociones, pues en ese viaje, tendría la oportunidad de poder reencontrarme conmigo mismo, una vez más, y si fuera necesario, reconciliarme con cada parte de mi ser…

En este viaje aprendí demasiado, muchas ideas se hicieron más claras y sólidas, conocí personas, y con ello, comprendí más y mejor el mundo en el que vivo… Me sumergí dentro un mundo totalmente ajeno al mío… Me encontré con ideas que algún momento dado, pueden ser diferentes a las mías a priori, pero que en el fondo o en esencia, llegan a ser algo semejantes las unas con las otras… Ambas son portadoras de verdades dentro del contexto en el que estas desfilan fortuitamente, ambas son capaces de crear, de dejar huella, pues sin importar su contexto temporal ni espacial, ambas luchan incansablemente por manifestarse en el mundo material, dejando así atrás aquellas cadenas que les impide salir de su caverna…

Caminando por las calles del bello centro histórico de Guadalajara me encontraba… Volví a ser un niño… Todo era motivo de asombro, de risas, de sonrisas, y quizás de algunas cosas producían una sensación de extrañeza que me incitaba a descubrir cada rincón, a repintar las calles con risas producidas por la alegría que yacía en mi en ese preciso y precioso momento… Pero no solamente se trataba de dejar yo algo ahí, sino que, dentro de la inmensidad de posibilidades que la vida posee, también se trataba de que podía tomar yo para fortalecer mi propio “Yo”… Era una relación reciproca…

Volví a ser un niño… La soberbia que a veces nos embriaga y nos hace perder la brújula se había esfumado por completo… Era hermoso recorrer las calles por la tarde cuando el sol se encontraba avisándonos que ya se iba a darle luz y calor al otro lado del mundo, pero que nos dejaba con su siempre fiel y eterna compañerita, la luna… Así siempre habría luz, ambos astros iluminando cada paso, cada calle, cada rincón que le daba vida y sentido a ese sublime momento… Cómo niño en juguetería me encontraba, emocionado por recorrer y explorar cada calle del centro histórico, no cruzaba en mi cabeza el miedo de perderme, pues ya me había encontrado a mi mismo, y una vez que uno se encuentra así mismo, el extraviarse ya no resulta intimidante… Autobuses de dos pisos, caballos blancos jalando un carruaje, personas por doquier, no faltaba vida, no se carecía de sentido en aquel momento… El viaje empezó cómo si hubiera abierto la caja de pandora… No se sabe que hay ahí adentro, pero al final lo que resulta estar ahí, es el arma y escudo más importante que puede tener la humanidad en cualquier situación, la esperanza…

Cada calle que recorría, cada monumento que observaba, cada construcción que veía, eran poseedoras de una historia, de una historia que al liarse la una con la otra, le otorgan un sentido e identidad colectiva, que se alimenta por el espíritu universal, el cual es el resultado de todas las voluntades humanas que han transitado por aquellos sitios, aunque sea una sola vez…

A pesar de la distancia, comprendí que no me encontraba solo; estaba acompañado, quizás, fue una de las semanas donde más acompañado y querido me llegué a sentir… Sí, me encontraba a cientos de kilómetros de mi casa, de mi familia, de aquel núcleo afectivo que me ha cuidado, que me apoyado en las buenas y en las malas… Me encontraba lejos de mi madre, que ella desde el primer momento que supo de mi existencia, dejó de vivir por ella y ahora empezó a vivir por mí… Lejos de mis hermanos que, con sus años más de experiencia que yo, me han ayudado a caminar, y si he de tropezar, ahí han estado ellos, para ayudarme a levantarme del suelo, y seguir caminando, pero esta vez, con mayor sabiduría… Mi padre, ah mi padre… ¿Qué más puedo decir de él? De él quien, con su ejemplo, me enseñó a respetar a las mujeres, me enseñó a amar, a velar por la familia, a cuidar a las personas que uno ama… Él que me enseñó lo que es ser un verdadero hombre… Él ya no esperaría mi regreso a casa de una manera convencional, pues desde que Dios decidió regresarle sus alas, y llamarlo a su lado, él vive y vivirá eternamente en mi corazón, es por ello que, él siempre será mi eterno compañero de aventuras, mi confidente, mi fortaleza y mi gran guía… Con emoción y orgullo te doy las gracias por siempre haber sido un gran hombre, un gran padre; pues todo lo que hoy soy, te lo debo a ti y a mi madre…

Sí, también me encontraba a miles de kilómetros de mi amiga más importante que tengo, de ella que me ha escuchado cuando las lágrimas amenazaban con hacerse presente, de ella que me ha apoyado en cada aventura que he decido emprender, de ella que cuando estuve en mis peores momentos, no se cansó, y estuvo ahí conmigo para apoyarme y darme un abrazo, de ella que con alegría me cuenta sus aventuras mientras una sonrisa se manifiesta en aquel lindo rostro… Tal vez sea mucha la distancia terrenal que exista entre ella y yo (por ahora)… Pero eso no se compara en nada a la cercanía y calor que me han brindado su sonrisa y su voz melodiosa… Con emoción ella reaccionaba a cada nuevo descubrimiento que realizaba en aquel lugar, con alegría le brillaban los ojos cuando le dije de la oportunidad que tendría de viajar a una ciudad distinta… Fue ella la primera persona a la que corría para contarle cada cosa que veía, cada cosa que vivía, cada pequeña y simple ocurrencia del día que se hiciera presente, pues en ella encontré a una persona especial…

En definitiva, no estaba solo, conté con la mejor compañía que pude haber tenido… Pues el amor que uno tiene por aquellas personas especiales no conoce fronteras, desconoce la distancia terrenal; estos son conceptos que resultan desconocidos para el amor…

Volví a tener sueños por los cuales luchar, mis metas se volvieron más presentes en mi corazón y mente… Me encontré, y desde ese momento, también tuve muy claro que personas quiero tener en mi vida, y entregarles lo mejor de mi…

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