Y Desde Ese Día, Supe Que Serías Tú…

Y sin imaginarlo, la vida nos unió. Sin planearlo, la dicha divina nos acercó. Sin pensarlo demasiado, la alegría nacida de nuestras risas nos hizo inseparables. Sin meditarlo mucho, nuestros espíritus se abrazaron. Sin dudarlo, nuestras lágrimas se convirtieron en sonrisas. Sin ni siquiera cuestionarnos, decidimos juntos sanar nuestros corazones.

Donde hubieron heridas y cortadas, hoy hay sueños y metas por cumplir. Por donde alguna vez deslizaron lagrimas de dolor, hoy se bosquejan sonrisas y ojos que ven la belleza del mundo. Donde hubieron desilusiones y sueños rotos, se pintan nuevos amaneceres y nuevos mundos esperando por ser vividos.

Por cada página rota en nuestro diario, hoy se postra un lienzo que espera ser pintado con nuevas aventuras e ilusiones. Por cada día en el que lloramos, nos aguardan días de gloria y dicha. Por cada persona que decidió irse, hay personas deseando encontrarse contigo. Por cada día de nuestro pasado que nos avergüenza, hay un amanecer que nos espera para sonreír una vez más.

Mi mundo en ruinas se encontraba, mi corazón roto yacía en lo más profundo de mi ser. Mis ilusiones y anhelos se los había llevado el viento, y ahora en su lugar, se encontraban miedos y dudas. Todo lucía gris y desolado. No importaba a donde veía, ante mis ojos se postraba la misma imagen, aquella escena que me intimidaba, el no ser lo suficientemente bueno.

Sin dudarlo, decidiste bajar a aquel inframundo donde yo yacía, no sé cómo lo hiciste, pero no tuviste miedo. Me contagiaste ese coraje que me hacía falta. Me transmitiste esa energía y determinación que se había separado de mí. Con tu sonrisa y carisma, acariciaste mi corazón, llegaste a las fibras más recónditas que habitan en él. Con tu entusiasmo encendiste los carbones de mi alma. Con tu corazón me abrigaste cuando más frío hacía, con tu sonrisa me alumbraste cuando más oscuro el camino era.

Con cada mensaje, con cada momento compartido, con cada capítulo que escribíamos, mas nuestra amistad se forjaba en los sinfines del firmamento. Con cada día que desfilaba por mi ventana a lado tuyo en la distancia, se escribía de nuestra amistad ya en los libros del universo.

No sé si fuiste enviada del cielo, pero al cielo mismo le doy gracias por haberme permitido cruzar caminos contigo. Pero más feliz me hace el hecho, de salir, voltear a las nubes, y gritar a todo pulmón que tú eres mi mejor amiga. Fuiste tú, quien vio belleza en mí en los momentos en los cuales ni yo creía en mi mismo. Fuiste tú misma quien me abrigo quien me ayudo a levantarme de mis rodillas para volver a caminar. Fuiste tú, quien me enseñar a seguir luchando…. Fuiste tú, y siempre serás ese hermoso ángel a que le llamo “Mi mejor amiga”…

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *