Cuando más nos necesitas es cuando más te hemos fallado, cuando más necesitas de unión en estos tiempos plagados de calamidades, es cuando más peleados y divididos estamos todos tus hijos. Hoy todo es blanco o negro, dulce o salado, bueno o malo, izquierda o derecha. Se ha perdido el punto medio; aquél punto que daba equilibrio y unión por más fuerte y feroces que fueran las adversidades, siempre encontrábamos un hermano en apoyarnos cuando las calamidades se hacían presentes. Hoy, eso es cosa del pasado, de un pasado marcado por la decepción, por la esperanza, por la desigualdad, por los anhelos de lo que alguna vez se fue y se pudo haber sido. Pero también, por un pasado, donde en las adversidades y en las glorias, siempre hubo esa hermandad, siempre había un hermano en el vecino, donde la mano derecha no desconocía a su izquierda cuando necesitaba ayuda, y viceversa. Un pasado que nos probó de que estábamos hechos, sacó a relucir nuestra valentía, nuestro corazón se vistió de gala con nuestra determinación, portando como estandarte la pasión y el amor que nos unía por ti sin importa que tan diferentes fuéramos los unos a los otros.

Hoy veo como se va desvaneciendo en el viento, como si de una memoria lejana que está apunto de ser olvidada se tratara. Hoy, todo se ha tornado en una batalla de bandos, en un duelo campal de ver quien puede más, hoy aquella hermandad y amor que nos unió han sido sepultadas por la ira y el rencor de unos cuantos.

Lejos quedaron los días donde la libertad existía. Lejos quedaron aquellos momentos donde siempre había un punto de unión y unidad, donde la libertad era respetada, donde ésta aún era libre en su plenitud, donde nos pertenecía a todos y no a unos cuantos. Hoy en las calles se libra una guerra de trincheras, donde sin darnos cuenta, estamos acabando con aquello que nos da identidad, con aquello que nos hace ser quien somos, con quien nos dio todo sin aún haber nacido.

La libertad está a punto de secuestrada, es perseguida por quienes les interesa destruirla. El pensar diferente se ha convertido un pecado, la libre expresión se resiste a caer prisionera, huye de las garras de su máximo agresor, el miedo, y los vicios humanos. Huye con todas sus fuerza, se sujeta de donde puede, en momentos parece que va perdiendo la batalla, sus piernas se preparan para ser encadenadas con sus compañeras de lucha, la democracia y justicia.

Aquellas que en su tiempo lucharon por ganarse su lugar se encuentran prisioneras por quien tanto decía que las iba a proteger. Hoy no son más que sus juguetes con los que se divierte. La libertad se niega a caer dentro de sus garras, pero no puede sola, necesita de su amplio reconocimiento. Yo soy libre en la medida que tu seas libre, si tu no reconoces tu libertad, no podrás reconocer la mía, y ésta será encarcelada y quizás nunca más será puesta en libertad… Vaya incongruencia, ¿no?

Tiempos difíciles aguardan por nosotros, desafíos por superar, obstáculos por librar, retos por enfrentar, pero no éxito por alcanzar…Hoy México más que nunca nos necesita, hoy clama nuestros nombres, implora por una tregua a esta guerra de trincheras que le arranca la vida, lastima su suelo, y obscurece sus cielos.

Hemos sido puesto en contra, hoy nos despedazamos entre hermanos, hoy nos hemos convertido en Caín y Abel… Donde México es Abel y nosotros su Caín…

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