Buen Día, Mucho Gusto en Conocerle, Mi Nombre Es…

Querido lector, antes de comenzar, o, mejor dicho, me gustaría empezar con una pequeña advertencia. Si usted viene aquí con la esperanza de encontrar y regocijarse entre un mar de ideas ordenadas estéticamente, le adelanto, o le advierto, que quizás este no sea el caso. Pero, si usted viene aquí con la intención de establecer un dialogo, de sentarnos a contemplar el tiempo y de su propio devenir mientras vemos caer la lluvia y nos encontramos inmersos en el sublime y delicioso aroma del café, entonces, permítame decirle, bienvenido sea, tome asiento, tome su taza de café o té, y pongámonos cómodos…

Permítame presentarme, creo que no nos hemos conocido, así que me tomaré el atrevimiento de ser yo quien hable primero y le cuente un poco del porqué escribo, y que es lo que me motiva a hacerlo, aún cuando siento que soy un simple ser sin ideas que ofrecer y sin nada que aportar más que incomodidad o aburrimiento por donde quiera que me expreso o comparto algo.

Verá, un día hace casi dos años, viví quizás una de las épocas más duras a nivel emocional, ¡Que va! Inclusive en lo económico, pero bueno, época dura al fin. Ataques de ansiedad por aquí y por allá, miedo a la soledad, y no ser lo suficientemente bueno. Pero era más grande el miedo a encariñarme con alguien, y que un abrir y cerrar de ojos, yo ya no fuera quien ocupara ese lugar, sino otra persona, como si de un objeto siendo desechado se tratase.

Una vez, recuerdo bien que estaba lloviendo; y un ataque de ansiedad me tomó como su rehén en aquel momento. Pensamientos catastróficos vinieron, como si de un camión en bajada que se ha quedado sin frenos se tratase, y la poca cordura o estabilidad fuera un endeble sujeto de nomás de 50kg parado en medio del camino aguardando por impacto pues yace ahí paralizado del miedo, pues sabe que lo que está por venir no será bonito, ni mucho menos fortificante, o quizás sí… Pero él no lo sabe aún.

Si en medio de mi pequeña narración usted se pierde un poco, le pido disculpas de antemano. En esta noche lluviosa de julio no tengo un borrador a la mano, ni mucho menos una guía o algo que se le parezca, es más, creo que he decidido escribir por el mero anhelo de hablar con alguien como si fuéramos completos extraños encontrándonos por primera vez en un parque en plena primavera, ¡Nada mejor que la primavera para nacer y otoño para morir!

Regresando a lo anterior, perdón si se pierde o lo confundo en medio mi perorata, hoy simplemente quiero escribir sin pensar ni detenerme en lo estético ni en la moda, ni media ni nada de ello; simplemente quiero escribir como me gusta, como empecé y no en como traté de cambiar para obtener más lectores. Quiero volver a escribir para mí y no para otros; imagine como si mi corazón y mi mente estuvieran tomando terapia de pareja. Uno no entiende al otro en algunos aspectos, a veces discuten y se gritan sin querer, y en el transcurso, hay ofensas y agravios que pueden dejar marca alguna en el otro…

¿Dónde me quedé? Ah sí ya lo recuerdo. Le contaba sobre un ataque de ansiedad que se suscitó en una tarde lluviosa por aquél 2022, y el como se sentía todo… Ahora sí, continuo. Se sentía como ser arrollado por un camión en plena bajada, sin que mis piernas me respondan, no porqué no pudiera ni siquiera caminar, ni mucho menos arrastrarme, sino, ¡¡¡era porqué no sabía a donde ir!!! ¿Cree usted eso? Y es que ¿a donde va uno cuando no se tiene a donde ir? Así más o menos…

Hay muchas cosas que olvido, muchas cosas que quizás paso por alto y que no debería, pero, no obstante, involuntariamente soy muy selectivo con lo que me rodeo. Procedo a explicarme. ¿Alguna vez se ha sentido solo? Estar rodeado de personas, verlos reír, verlos interactuar entre ellos, pero no sentirse participe de la jovialidad que se impregna en ese lugar, ni mucho menos, sentirse perteneciente. Cuando eso pasa, uno sin buscarlo, empieza a ver e interpretar las cosas de una manera un poco distinta a lo que la realidad dicta. Como si se tratase de un mecanismo de defensa ante el miedo al abandono o a la crítica. He así pues que, después de ser atropellado, recurrí a mí único lugar seguro, o lo que yo me esforzaba fervientemente en creer como mi lugar seguro, mi amiga.

Una amiga con la cual ya llevábamos más de tres años compartiendo momentos, pero ¿Qué cree? Me equivoqué. Fui con ella porqué pensé que no sería juzgado, ¡Sí fui! Jaja ¿Puede usted creerlo?… Mi mundo era un caos total por dentro y por fuera. Ver como la salud de mi padre se deterioraba un poco más cada día, contemplar con un nudo en la garganta como mi perrita luchaba infatigablemente por su vida, buscar hasta por debajo de las piedras por unas cuantas monedas para comer aunque fuera sólo ese día porqué ya saben “Un día a la vez”, pero más bien, nos mantuvo a flote “Dios aprieta, pero no ahorca”, y nos apretó tanto que, nosotros 4 termínanos siendo más unidos que antes… Ven acérquese por favor, un poco más cerca, ¿Ahí me escucha mejor? Eso no lo era todo… ¡Me había enamorado! Pero, ¡mi corazón y mi propia seguridad estaban por los suelos! ¿Qué hacer cuando se tiene el corazón roto? Sanar, amarse uno mismo como nunca antes, respetarse como nunca nadie lo ha respetado a uno… Pero, ¿Cómo reconocer el propio valor de uno, si uno deposito todo su ser en otra persona, y a esa misma persona no le gustó? ¡Al mal tiempo buena cara!

Podrá estarse preguntando “¿Bueno y este quién se ha creído que es?” Mucho gusto, mi nombre es Jorge Vedolla, encantando de conocerle, ¡bienvenido a “The World of Ideas”!, espero que lo que encuentre aquí le guste, y por favor disculpe el desorden, a veces así es como lucen mis ideas, solamente deseo que algo de aquí le pueda ayudar, cautivar, motivar o inspirar, aunque sea un poco…

¿Recuerda que le pregunté a donde va uno cuando ya no se tiene a donde más ir? Bueno, no sé, perdón si esperaba otra cosa o alguna idea descollante, pero honestamente no sé. Unos pintan, otros cantan, hay unos cuantos que bailan y otros que dibujan, hay otros tantos que corren o hacen alguna forma de ejercicio físico, ¿Yo que hice? Escribí.

Escribí como si le estuviera contando a alguien lo que transita por mi mente y mi corazón. Y fue en esa aventura donde, creo que empecé a descubrir lo que hasta ese momento permanecía oculto o en las sombras… ¿Cómo sería yo capaz de reconocer mi propio valor? Escribiendo, plasmando mis ideas, mis ideales y principios éticos y morales. Compartiendo sin miedo, escribiendo aún así para mi solo, y sin importar que mis escritos se queden perdidos en el limbo y jamás nadie los lea… Porque, al final del día, el escribir se asemeja a salir a caminar desnudo por la calle más concurrida…

¿Las ideas evolucionan? No creo que éstas cambien o evolucionen per se. Creo que éstas se desdoblan entre si mismas. Hay un juego que me gusta mucho, y me recuerda bastante a esta idea. ¿Usted alguna vez jugo el juego del “la culebrita” en algún celular? Ese juego, donde uno controla una pequeña culebra o víbora, y uno trata de sobrepasar los muros y obstáculos que se postran en nuestro camino. Bueno, así es como creo que todo sucede en relación con las ideas, y por consecuencia, con uno mismo. Las ideas se enfrentan a obstáculos, tanto internos como externos, y estás tienen que abrirse para poder superar a aquello que les impide manifestarse en total plenitud, como si de una flor al retoñar se tratase; es por ello qué, siempre la mejor época para nacer será la mismísima primavera.

Y fue así, querido lector, como este pequeño espacio nació… Y de este modo fue que todo esto, ha sido construido… Con cada sueño, con cada temor, con cada anhelo y deseo plasmada en pequeñas cartas que buscan escapar de mi mente y poder penetrar el corazón de alguien que sepa ver el mismo valor que yo veo en ellas…

Todos tenemos una historia que contar, pero si no tienes historia alguna que relatar, te invito a que te atrevas a vivir un poco más, y quizás, si es necesario, con más gallardía y pasión; como si te dijeran que en 5 minutos se acabo tu tiempo, pero que, al minuto 4 con 30 segundos, llega un mensajero a decirte que aún te queda una vida por vivir, y que ya eres libre de ir a buscarla, que te olvides de esos 5 minutos, pues ya le pertenecen a tu vida pasada…

Si tuvieras únicamente 5 minutos de vida, ¿En qué pensarías? “¿Quién serás, o quién no serás?” “¿Fue una vida plena?” “¿Aprendí a ver?” Y si en el último minuto, al abrir los ojos, te enteras de que, ahora ante ti yace una vida nueva, ¿Cómo la vivirías? ¿Quién serías?

Creo que, por el momento, ya he hablado mucho, o, mejor dicho, escrito bastante y ya será en otro momento donde le relate un poco más de como he sobrellevado mis ataques de ansiedad… Si usted sufre de ellos, déjeme decirle un secreto, pero necesito que se acerque un poco, vamos, no tengas miedo y acércate un poco más que nos pueden escuchar, si se puede vencer a esos demonios… Es hora de cederle a usted querido lector la palabra…

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *