No sé cómo irá a terminar esta carta, también desconozco como es que esta misma versará, pues solamente soy alguien tratando encontrar paz, alivio y tranquilidad por medio de estas palabras, que, con base al pasado, me temo que terminarán perdidas en el olvido de muchos, y tal vez, con algo de suerte, alguna palabra u oración, se quedará grabada en el corazón y quizás, el alma de unos cuantos…

Hay ocasiones en las que pierdo todas las fuerzas, en las que siento que el mundo se me viene encima, momentos en los que pienso que ya no puedo más…. Es ahí, cuando una voz hace ruido, se vale de mis momentos de debilidad para atacarme, hacerme sentir miserable, hacerme sentir que no soy suficiente para nadie, y lo peor de todo, cuando él sale vencedor, produce en mi un leve desagrado por mi mismo, por ser quien soy, por no ser capaz de callarme lo que siento, por siempre expresar mis sentimientos, por dar sin medir… A veces, cuando él levanta la mano en señal de triunfo, lo escucho reír a lo lejos, veo su risa maquiavélica, me incita a ser cómo él….

Ser despiadado, ser miserable y sin escrúpulos, pues es que él, solamente está construidos de miedos, y quizás fobias también. Por sus venas no corre sangre, tal vez si corra sangre, pero las de sus víctimas. Es un parásito que solamente se alimenta de recuerdos, que de alguna u otra manera le afectaron a su víctima. 

Quizás, y sólo quizás, él no sea tan malo, solamente anhela sentirse importante, sentirse querido, quizás fue tanto el trauma que, ahora su mecanismo de defensa sea actuar en la manera que ya lo hace. Pero consigo trae un gran costo. Sufrimiento.

¿Qué es ser valiente? Valiente no es aquel individuo que carece de miedos o fobias; no obstante, sería muy reduccionista quedarnos estancados solamente en aquellos que, tratan de enfrentar a sus demonios ¡Que valentía la de ellos! 

Muchas batallas son desconocidas para nosotros, y probablemente, nunca seremos dotados con la capacidad divina y celestial de decir “Te entiendo al 100%”. No obstantes, si usted querido lector me lo permite, con atrevimiento digo que, sería una mentira afirmar tal cosa, ya que cada ser humano interpretará algo en concordancia con vivencias previas, tanto intrapersonales, así como, interpersonales también.

Valientes y dignos de admirar aquellos que, a pesar de todo, a pesar de sentirse en medio del océano desolador, deciden abrir su corazón, y entregar lo que aún queda de ellos, aún así estén rotos por dentro, pero aquellas personas capaces de brindar amor en toda su extensión y en cada una de sus dimensiones, son las más valientes, y quizás, si usted me lo permite, ellos rayan en la locura. 

La mayor muestra de valentía es manifestada en la propia expresión de nuestras emociones, y sentimientos; es al expresarlos donde, sentimos como si estuviéramos caminando desnudos a lo largo de las calles. Tal vez unos prestarán atención de distintas maneras. Habrán sujetos que únicamente atinarán a reírse de lo que ven, otros sólo se quedarán observando a su andar, habrán unos cuantos que, ni si quiera voltearán a ver, pues tendrán cosas más importantes que hacer. Tengo fe en que, también habrá personas que, podrán ver el valor de aquel individuo que deambula por las calles, casi desprotegido, y observarán cada una de las cicatrices que le han dejado una huella que trasciende más allá de la propia piel de su portador.

¡Dichoso y gloria a aquél portador, que, con tal gallardía, pasión y entrega, todavía tiene el valor de demostrarse tal cuál! ¿Quizás sea este individuo un estúpido y pobre ingenuo? ¡Para nada! Él ahora se ha convertido en un gladiador, se ha convertido en un autentico amante. Él que ha entregado, incluso más de lo que tenía, tiene la dicha divina de haber entendido lo que verdaderamente es el Amor Cristiano. 

¿Cómo podría ser ingenuo o estúpido alguien que antepone sus ideales, sus seres queridos sobre si mismo? Miro al cielo y de mi pecho solamente sale “¡Pero que barbaridad! No concibo una vida donde solamente se viva para uno mismo, y es que, simplemente veamos el mundo que hemos creado siguiendo esa idea. Guerra, gente muriéndose de hambre por el egoísmo y miseria de unos cuántos potentados. ¿Y todavía le llaman “estúpido” o “ingenuo”? 

La batalla interna de aquel individuo, que hoy es nuestro protagonista, es un reflejo de la sociedad donde se está sumergido, y no digo que “vive”, porque indiscutiblemente, no es vida el estar en un mundo como el que hemos creado. Lo observa, pone atención a cada palabra, a cada movimiento, por más minúsculo o sutil que este pueda resultar, Se cuestiona las acciones a su alrededor, se niega a aceptar lo que se dice en la calle “así es la vida, no podemos cambiarla”, nuestro protagonista rechaza doblegarse ante esta idea que ha sometido a muchos, que ha doblegado y cobrado la vida de muchas personas. Él cree firmemente en que sí se puede cambiar, en que sí se puede vivir de otra manera. De un modo en el que, ya las máscaras, sean solamente un recuerdo más que marcó a una era, donde ya no se tenga que ser “valiente” para abrirse con alguien, o con el mundo mismo, ni mucho, para consigo mismo. Pues ahora, ya habremos recobrado la consciencia de que somos seres humanos, en toda la extensión y en toda su dimensión. 

Tal vez somos muy jóvenes e inmaduros para contemplar y apreciar cada rima, cada verso y estrofa que componen esto a lo que llamamos “vida”, y muy seguramente sí lo somos. Nuestro paso por aquí dura una nada en comparación a las mismas magnitudes de espacio y tiempo que escriben este inmenso libro de física, religión, filosofía, y demás ciencias y expresiones artísticas que comprenden al ser humano, pues cada uno de nosotros es una letra de este libro.

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