Una vez le mandé un mensaje a una amiga, le mandé una foto de buenos días, con una pequeña nota deseándole mucho éxito… Le dije que, si en algún momento ella necesitaba algo, que yo estaría para ella siempre… Ella me dijo que era demasiado, que, si no quería arruinar nuestra amistad, no volviera a mandar ese tipo de mensajes… Me dolió, me pegó bastante… Me hizo sentir que todo lo que hacía estaba mal, que no importaba que paso diera, que daba igual, que el simple hecho de tan siquiera intentar tener una muestra de afecto estaba mal… Le compartí mis sentimientos sobre nuestra amistad, le hice saber que tanto me importaba ella y lo valiosa que era nuestra amistad para mi… Pensé que había recuperado su amistad… Al querer compartir con ella un poco de un viaje, me dijo que no lo hiciera, que no le mandara mensajes que no son esperados… 

Me enamoré, caí en tus encantos, en tu sonrisa, esos ojos me cautivaron, despertaron en mi sentimientos y emociones que nunca había experimentado, sensaciones que me sacudían y me levantaban de la cama, porque el tan sólo hecho platicar contigo por 5 minutos, hacía que mi mundo luciera mejor, porque sin importar el diluvio que me inundaba, al platicar contigo era como ir a mi lugar seguro… No sé que pasó… Tal vez fui yo, o fue que aquello me alcanzó… El ver como el tiempo cambiaba, y con ello nuestra interacción pasaba por un proceso de metamorfosis, me hizo sentir miedo, miedo a ser remplazado, miedo a no ser lo suficientemente bueno… Reconozco que cometí muchos errores, acepto que hice cosas que tal vez te pudieron hacer sentir incomoda, y por ello te pido perdón, tal vez no leerás esto, pues ya hoy no hablamos, ni un hola nos decimos, a pesar de los grandes momentos que vivimos sin importar de encontrarnos separados miles de kilómetros de mar… Sin importar esta distancia, supimos acercarnos, supimos crear algo, que, con todo el dolor de mi corazón, tengo que aceptar que hoy no somos mas que dos desconocidos otra vez… Pero que llevamos con nosotros mismos, un par de recuerdos en común… Memorias que por bastante tiempo le dieron vida a la esperanza de que tú y yo pudiéramos volver a ser aquello que, en su momento, fue mágico para mí, para mi corazón y alma… Pero conforme los días desfilaban por mi ventana, y las estaciones continuaban su inexorable paso, las caricias del viento helado propias del invierno que rozaban por mi rostro, me decían que debía dejar de esperar que todo vuelva a ser como antes… Los cascabeles ya no despertaban el mismo espíritu navideño, el ponche no sabía igual, el niño del tambor ya no movía en mi aquellos sentimientos que me hacen saber cuan hermosa es la navidad… Era un inverno distinto al anterior… Aquellos momentos escuchando música, separándonos del mundo entero, creando nuestro propio universo, donde solamente tú y yo éramos participe de la alegría que abrazaba aquel lugar… Todo aquello ya le pertenecía solamente al pasado, al libro que tu y yo alguna vez escribimos, al diario con el cual tuve la dicha de escribir a tu lado, a pesar de la distancia… 

  • Deberías hablarle, no pasará nada malo. ¿Qué es lo peor que puede pasar?
  • Que me duela, que salga lastimado una vez más… Tengo miedo, me invade el miedo de que, si abro la boca, arruine todo lo que hay a mi alrededor, pero si me quedo callado, me aterra la idea de que esto me rompa por dentro…
  • ¿Qué pasa?
  • ¿Alguna vez has querido a alguien sin importa la distancia, donde aquello que sientes ha sido capaz de superar cualquier barrera física? 
  • Mmmm, no, en realidad no…
  • Entonces, por favor, no digas nada. Te pido que solamente me escuches… La persona que se suponía que me iba a ayudar, no lo hizo, nomás me hizo sentir mal… Me hizo sentir como un tonto soñador que no es capaz de ser realista… ¡Pero al carajo con eso de ser “realistas”! 
  • No sé lo que sientes, desconozco que es lo que te incomoda, o te hace sentir mal… Pero, al menos te puedo escuchar…
  • Gracias… A veces, me veo en el espejo, y me digo “no eres tan feo, creo que eres algo guapo”, otras veces, al verme, digo “No me gusta como me veo, desearía lucir, aunque sea un poco diferente” …
  • (Suspiro) 
  • Me levanto de la cama… A veces con todo el ánimo del mundo… En ocasiones siento como si fuera capaz de cargar el mundo entero sobre mis hombros… Pero, hay días donde tengo miedo de despertar… Miedo a que el día que está por empezar, se una réplica del anterior… En ocasiones, sonrío sin mayor asombro y me digo “Vamos a hacerlo”, veo que ahí está ella… Mi corazón se acelera, siento como si perdiera el control del volante… Mi corazón late desesperadamente, como si su única misión fuera salir de mi cuerpo…

Que lluvia tan fuerte, parece que se está cayendo el cielo… ¿Mi casa será capaz de aguantar? ¿Qué debo de resguardar? ¿Dónde lo guardo? O ¿Con quién? Alguien querrá guardar aquello que hay aquí, digo, ya todo está muy dañado, muchas cosas ya no sé si se puedan reparar, no les encuentro belleza, ya no… desde aquel día… desde aquel momento… ¿Qué tal si soy una carga? Ya no me quiero sentir así… Pero ¿Quién me ha hecho sentir así? 

“Solamente hablas de eso, dices que te sientes mal, dices que sientes que a nadie le importas, me mandas una canción… Honestamente, es muy cansado y abrumador si solamente hablas de eso… Ya trata superar eso…” 

“Eso que haces se llama chantaje emocional… Escribes que te sientes mal, pero cuando te hablo, llega un momento en el que dices que no quieres hablar de eso… Eso es chantaje… y odio eso” 

  • Perdón si fallé, no sabía cómo actuar, no sabía que mascara debía de usar para que nadie vea que dentro de mi hay un huracán que se avecina con toda su fuerza… No sabía que hacer, todo era nuevo para mi… Ver como mi humilde morada se inundaba, ver como ese huracán se convertía en un diluvio… Un diluvio que me estaba ahogando… Pataleaba con todas mis fuerzas… Solamente quería llegar a buen puerto, quería tirar la última ancla que me quedaba en algún muelle… Quería respirar, cubrirme de la inclemente lluvia… Quería un hogar… Paz… Perdón…. Perdón por haberte escrito, perdón por haber pensado que en ti podría encontrar un lugar seguro… Al final del día, ¿Quién va a querer a alguien con tantos problemas, a alguien que apenas y puede respirar, a alguien que no se siente seguro? Bueno, yo si… Perdón…

¿Recuerdas como nos conocimos? Que día tan magnífico… Era un sábado espectacular, una amiga (suspiro) amiga… me había invitado a estudiar con ustedes… Con toda la emoción del mundo acepté… 

“¿Me puedes mandar un abrazo?” te pregunté a mitad de mi madrugada mientras mi mundo se caía a pedazos, donde no era capaz de ver un nuevo amanecer… Donde sentía que mi corazón se rompía a pedazos… Donde mis miedos querían volver, donde el sentimiento de ser remplazado y olvidado tocaban a mis puertas, mientras escuchaba con miedo sus risas malévolas… Tan sólo quería un abrazo, tan sólo quería sentirme un poco mejor en medio de la oscuridad de la noche, y en medio del frío que apagaba mi corazón… Pensé que habíamos dejado nuestras diferencias en el pasado, ingenuamente pensé que podría encontrar en ti ese abrazo por el cual mi corazón y mente clamaban tanto… Me equivoqué… Otra vez me volví a equivocar… “Jorge, es demasiado” Fue lo que me dijiste, cuando tan sólo quería un abrazo… Perdón por haberte pedido eso, perdón por haberte molestado, te juro, nunca fue mi intención molestarte o hacerte sentir incomoda… Perdón por haber llegado a tu vida… 

  • Entonces, ¿Qué es aquello que tanto te preocupa?
  • Que mi pasado se adueñe de mi presente… Que me robe mi futuro… Que se apodere de mi paz, que despoje de todo lo que me hace feliz, que aleje a las personas que amo… Que la aleje de mi… A eso le tengo miedo, eso es lo que me atormenta…

“Rápido ahí viene, y yo aún no me siento listo, aún me quedan muchas cosas por guardar, aún tengo que ponerle orden a mi armario” Me dije al ver por la ventana la ferocidad con la que aquel huracán se acercaba…

“Oh Padre, Señor, por favor cuídame, abrígame, permíteme poder descansar, ayúdame a tan siquiera encontrar un poco de alivio y descanso en mis sueños… Haz que ellos se alejen, haz que se vayan de aquí… Te suplico Padre mío, haz que aquel huracán desaparezca, que se pierda en las inmensidades del mundo, pero que no dañe la morada de nadie más… Ya sé bien lo que se siente…” Rezo antes de dormir, esperanzado a que pueda dormir… Ellos se alejan… Dulce corriente viaja a través de mis arterias, siento como una corriente eléctrica toma posesión de mí, de cada rincón de mi ser… Pero no da miedo. Al mismo tiempo, escucho una voz que me dice que todo estará bien, que es hora descansar… Sin darme cuenta, ya estoy durmiendo… Soñando que estoy con mi padre, buscando un libro, no obstante, no soy capaz de distinguir o recordar que libro estoy tratando de encontrar…  

“¿Qué tal si ellos tienen razón?” “¿Qué tal si ella ya se cansó de mí?” “Tal vez fue mucho” A veces me persiguen estas ideas, a veces me atormentan, me roban la paz, se roban mis noches, mi descanso… 

Tengo miedo de perderla, tengo miedo de perder a la primera persona que me ha hecho sentir bien, a la primera persona que me ha hecho sentir apreciado y que soy importante… Me aterroriza el pensar que un día, seamos solamente dos desconocidos con recuerdos en común… 

Perdón por todas las fallas que he cometido, perdón por cada cosa que he hecho y que, sin darme cuenta, te hice sentir mal de alguna manera… Aún sigo aprendiendo a lidiar con esto… Pero cree en mi cuando digo lo siguiente… Al final del día, saldré vencedor ante todo lo que me hace ruido, ante cada miedo y angustia… Y si tu me das la oportunidad, a pesar de que no soy el mejor dibujante, haré mi mayor esfuerzo para dibujar cada día una sonrisa en tu rostro… 

Hay ocasiones en las que, sin darnos cuenta, o sin querer lastimar a las personas, y en especial a aquellos que amamos, podemos lastimarlos con tan siquiera pequeñas acciones o palabras, que puede ser que, para uno, aquella acción o palabra sea insignificante, pero qué, para el receptor, sea todo un mar de ideas que puedan abrumarle, hacerle sentir mal, como si fuera una carga para aquellos que le rodean…

No es fácil tener que lidiar con los pensamientos que atacan sin piedad y sin descanso, con aquellos pensamientos que siempre pintan el peor escenario… Es una lucha constante… Son muchas batallas las que se tienen que lidiar, algunas se podrán perder, otras se podrán ganar… Habrán días donde tal vez no quede energía para tan siquiera salir de la cama, habrán veces donde, se poseerá toda la energía y la mejor actitud para encarar cada adversidad que se pueda interponer en nuestro camino, pero muchas veces, sólo es necesario un pequeño comentario o una pequeña acción, para que aquello que nos atormente, salga de su escondite y empiece a hacer su trabajo… 

“No pienses tanto”… Imaginen que, usted está en una colina cuesta arriba, en pleno invierno, y de repente, el más minúsculo movimiento en falso, aflojó algo, y en la lejanía alcanza a visualizar como una gran bola de nieve se va formando, y que a su paso, va acabando con cada árbol que pueda haber. Te plantas firme, intentas prepararte para el impacto, intentas fortalecer tus piernas, tus brazos, tu espalda, estás en postura para intentar detenerlo… Llega a ti, intentas tu mayor esfuerzo para que aquella gran pesada bola no pase sobre de ti, ni destruya lo que hay a tu alrededor ni tu pequeña villa, es decir, aquello que de alguna manera te hace tener algo de paz y alivio cuando todo a tu alrededor se torna oscuro y frío… Ahí estás, sacando fuerza de cualquier lugar, ves que eres más fuerte de lo llegaste a pensar, ves que aquellas voces no decían la verdad… Ahora se abre ante ti dos posibilidades principalmente… Sucede algo que afloja el suelo donde estás de pie y esa bola de nieve pasa sobre de ti y derriba tu villa, o en el mejor de los escenarios, sacas aún más fuerza y empujas, ahora es tú mismo quien está empujando a esa bola para alejarla, y llega el momento donde, empiezas a escuchar voces diciéndote “eres importante para mí” “te aprecio”, “eres una gran persona”, “me siento feliz de haberte conocido”, “soy afortunado por tenerte como amigo”… Sientes como una corriente eléctrica recorre cada rincón de tu cuerpo, y ves como tus brazos se hacen mas fuertes, ves como tu caminar es más seguro, y sabes que lo puedes lograr, sabes que esa batalla ya es tuya, sabes que ya eres el vencedor… La levantas y la arrojas lejos… Ganaste aquel encuentro… Te recuestas en el suelo, pues aquello resulto en una completa odisea… En el suelo descansando empieza a escuchar voces diciendo “sabía que lo lograrías” “siempre he confiado en ti” “nunca dudé en ti” “me siento orgulloso de ti” … Sonríes mientras ves al cielo y dices “valió la pena”… 

No sé por lo que estés pasando, no sé cuales sean tus miedos, o aquello que te impida dormir, pero sí sé que, al final del día, serás tú mismo el vencedor… 

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *